Hacía semanas que quería ir a Risu no Mori, una pequeña reserva de ardillas cerca de Hida no Sato, lugar del que hablaré en más detalle en otra entrada. A pesar de que llevo ya casi tres meses en Takayama, siempre que me he propuesto ir ha estado lloviendo... Es por ello que, en cuanto vi el sol resplandeciente en mi último día libre, rápidamente me vestí y cogí una de las bicis en Murasaki Ryokan para dirigirme hacia allí.
Está un poco lejos y la mitad del camino es cuesta arriba, por lo que agradecí que la bicicleta fuera eléctrica. Tenía muchas ganas de poder dar de comer a las ardillas. Es algo que nunca antes había hecho y, como soy una persona que siempre ha vivido con animales, estar tres meses sin ellos se me ha hecho un poco difícil. Así que pensé que estar rodeada de ardillas me animaría. Y no me equivocaba.
A pesar de estar lejos, el camino se me hizo muy ameno. Pude disfrutar de las vistas y de la naturaleza que abraza Takayama.
En la entrada hay una pequeña tienda de souvenires y un mostrador donde se pueden comprar la entrada y la comida para las ardillas. El precio de la entrada fue menos de 900 yen y cada bolsita de comida para las ardillas 100. Antes de entrar, te ofrecen un panfleto con todas las normas que hay en el recinto. No entendía algunas palabras, pero, por suerte, tienen traducción al inglés. Es importante no hacer ruido ni corer dentro del recinto, ya que las ardillas se pueden asustar. Además, son muy pequeñas y están por todas partes, así que hay que tener cuidado para no pisarlas.
Antes de entrar te dan un guante para que puedas poner la comida en tu mano cuando las ardillas se acerquen a ti. Me advirtieron de que, si no llevo guante, las ardillas probablemente me morderían los dedo (y una lo intentó 😅).
Me gustó que las ardillas no sólo se apoyaran en mi mano, sino que, a veces, usaran mi cuerpo para escalar. Pero eran tan rápidas que apenas me daba tiempo a sacar una foto del momento 🥺.
No quise despedirme del lugar sin antes comprar un recuerdo tanto para mi como para mi padre. Y es que estos animales me recuerdan a cuando hacía excursiones con él cuando yo era pequeña.
Ya habían pasado unas horas, por lo que paré en una cafetería pra tomar un café y un trozo de tarta de queso. Fue definitivamente reparador. Por cierto, ¿sabíais que en muchas cafeterías y restaurantes en Japón normalmente te dan toallas húmedas calientes antes de servirte?
Os dejo aquí mi foto favorita de todas las que hice ☺️.
Risu no Mori fue una experiencia muy bonita que viví por mí misma. No obstante, visitarlo con amigos debe ser incluso más divertido. Por supuesto, si tenéis niños, ¡tampoco os podéis perder esta experiencia que ofrece Takayama!
Hostel Murasaki Ryokan
Hostel Murasaki MIYAGAWA
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